VEXTRE, Aumentando la Realidad Rural

VEXTRE, Aumentando la Realidad Rural

Algunas regiones españolas se enfrentan a un serio problema de despoblación rural, igual que ocurre en otros países de la Unión Europea. Tras décadas de nuevo extractivismo, fe ciega en el crecimiento y concentración intencionada de servicios y oportunidades en zonas urbanas, el campo emerge como un lugar en el que vivir con sentido y de forma saludable todavía es posible. En este contexto, el arte y la cultura parecen ser la mejor estrategia para superar la dicotomía.

Maite Cajaraville, artista pionera del new media art en España, nació en una de estas regiones europeas vaciadas, Extremadura. Combinando esta aproximación personal con su visión social y política, inició este proyecto de arte electrónico en 2017 para llamar la atención sobre las comunidades rurales y las inequidades del ultracapitalismo.

A partir de una exhaustiva investigación de una variedad de datos socioeconómicos de una región, Cajaraville genera esculturas tridimensionales físicas y virtuales. Para crear la pieza física en cerámica emplea una impresora 3D, mientras que la pieza virtual se presenta en realidad aumentada. Tanto en la escultura física como en la virtual, las elevaciones representan coeficientes positivos y las depresiones factores negativos como la despoblación, el desempleo femenino y otras formas de desigualdad.

El proyecto recibió el nombre de VEXTRE en 2021, como resultado de una exposición individual en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC, Badajoz), si bien había nacido años atrás como una invitación a conversar sobre el mundo rural y sus condicionantes, pero también sobre las nuevas ruralidades como territorios de recuperación, talento, cultura, cuidados y colaboración.

Comenzó con datos de Extremadura, pero su interoperabilidad le permite seguir evolucionando tanto local como internacionalmente. El 19 de febrero, la traslación del modus operandi de VEXTRE al Alentejo portugués verá la luz con el nombre de ALVEX. Lo hará en una exposición individual en el Centro de Arte y Cultura de la Fundación Eugénio de Almeida (Évora, Portugal), donde se podrán ver por primera vez las dos esculturas creadas a partir de datos socioeconómicos de esta región.

VEXTRE 2014-2017

En la primavera de 2017, Maite Cajaraville, pionera en el uso de las nuevas tecnologías para la creación artística en España, presentó en Cáceres Abierto una propuesta única y radical que pretendía agitar conciencias. La pieza se servía de productos tradicionales extremeños para justificar, o canalizar, la impresión 3D in situ de una escultura, La Virgen de Guadalupe no Viene a Verme, que representa un mapa de Extremadura cubierto de depresiones y elevaciones de intensidad variable.

Lejos de ser aleatorios, estos accidentes geográficos son fruto de un exhaustivo trabajo de recopilación, combinación, normalización y análisis de datos socioeconómicos de una Extremadura que, si bien se vive de distinta forma ahora, con propuestas y proyectos que persiguen un cambio real y que no se entienden sin una nueva ruralidad –efervescente, combativa y talentosa–, todavía arrastra estereotipos vinculados a la desigualdad económica interna, pero también a la desventaja económica en el contexto más amplio de España.

Ese meticuloso análisis se tradujo en los imputs que conformarían la escultura 3D de VEXTRE, en la que los puntos positivos de determinados municipios –mayor riqueza, servicios más accesibles y mejores comunicaciones, entre otras muchas variables– constituyen las elevaciones que se observan en el mapa. Por el contrario, los municipios peor puntuados se hunden, real y metafóricamente.

Como consecuencia, en el mapa se observan tendencias que, siendo reales –están basadas en datos estadísticos obtenidos de fuentes oficiales–, se presentan de modo que puedan llamar a la reflexión, la acción y la reivindicación: el público percibe zonas más elevadas, y por tanto más prósperas; zonas claramente deprimidas, habitualmente las más despobladas, con municipios en claro peligro de extinción; y zonas en las que un municipio se eleva sobre los demás como u tótem, lo que induce a preguntarse a qué se debe tanto contraste.

Este cuestionamiento era, y sigue siendo, el punto de partida del proyecto Vextre y la razón por la que, paso a paso, evoluciona hacia la fusión entre la creación digital y la reflexión participativa.

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La escultura 'física' Vextre V0, realizada mediante impresión 3D por Jet Clay, en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC).

Desde que entró en contacto con la propuesta de Maite Cajaraville aquella primavera de 2017 en Cáceres, el interés tanto artístico como conceptual del MEIAC no decayó. Tampoco el de la propia autora, consciente del potencial del diálogo entre los datos, el arte y la reflexión, tanto teórica como emocional, sobre la identidad cultural y la situación real y rural de Extremadura, donde la agricultura sigue siendo la actividad económica que más aporta al PIB.

Los dos intereses confluyen al fin y, entre abril y julio de 2021, Vextre se instala en el MEIAC, iniciando un camino de búsqueda de la interacción que continúa hasta hoy y que sigue evolucionando, gracias a una ayuda a la creación digital otorgada por el Ministerio de Cultura y Deporte, a través de Cultura y Ciudadanía, que tiene como objetivo la construcción de una comunidad de reflexión y co-creación en torno a Extremadura, tanto la que se vive desde dentro como la que se siente desde su abultada diáspora, ya que VEXTRE se dirige a ambos grupos de población, muy similares en cantidad y muy diversos en cuanto a las perspectivas individuales que contienen.

Ya en el MEIAC, aquel proyecto de plasmación real da un salto a la existencia digital, convirtiéndose en una escultura virtual que, mediante la tecnología de realidad aumentada y utilizando las redes sociales como cadena de transmisión –hay un filtro con el mapa al alcance de todo el mundo en la página de Instagram de @vextre_extremadura–, se traslada a los dispositivos móviles de la gente, posando la imagen de Extremadura sobre aquellas fotos en las que el público quiera incluirla para expresar, interrogarse o reflexionar.

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En la exposición del MEIAC de 2017 se presentó la escultura virtual Vextre, de realidad aumentada.

VEXTRE, Extremadura en Sitios

El imaginario popular ha construido un relato sobre la naturaleza cultural de Extremadura que responde a una serie de estereotipos vinculados con el atraso socioeconómico. Históricamente, ha sido definida por su situación periférica y fronteriza: un espacio mínimamente articulado, con una baja densidad de población, que responde a lo que se ha dado en denominar como «colonialismo interno» y que, si bien suele darse bajo el binomio metrópoli-colonia, aquí sucede dentro de un mismo territorio como centro-periferias y ciudad-mundo rural. Esto implica distintas formas de dominación que durante décadas fueron visibles con las explotaciones latifundistas y la represión a la que se vieron sometidas las fuerzas más progresistas tras la Guerra Civil.

Los procesos migratorios han sido una constante desde los inicios del siglo pasado y la identidad cultural se ha ido construyendo principalmente desde el exterior a través de asociaciones y casas regionales: espacios de reunión de fuertes vínculos identitarios pero no exentos de crítica, ya que solían perpetuar los mismos constructos sociales que habían conocido antes de marchar. Es desde el interior donde debe producirse un verdadero cambio. Superadas las desigualdades sociales derivadas de la dictadura franquista, Extremadura se vive distinta, y para continuar con los avances se reclama también la colaboración de la denominada «diáspora extremeña», a la que pertenece parte de la clase creativa y desde donde se sitúa la artista Maite Cajaraville. Ese nuevo reclamo identitario se posiciona desde lo simbólico y el acto político; no tanto desde un punto de vista administrativo o que reproduzca patrones de otros tiempos. Los movimientos migratorios se dan también en pleno siglo XXI entre la ciudad y el mundo rural: la vida en el campo y en los núcleos de población pequeños nada tiene que ver con los modos de vida de hace cincuenta años. El manifiesto sobre «futurismo rural»*, acuñado por los investigadores Leandro Pisano y Beatrice Ferrara, plantea un desafío a los actuales discursos capitalistas sobre la ruralidad como lugar auténtico, utópico, provinciano, tradicional o estable, donde se idealiza desde las megalópolis el anacronismo de estos territorios. El manifiesto comparte un nuevo mensaje basado en «pertenencia versus alienación, desarrollo versus atraso».

VEXTRE se dibuja como un mapa emocional en tres dimensiones. Un viaje que supone un acercamiento para redescubrir el territorio que habitamos y subvertir esas supuestas realidades. La propuesta parte de una escultura física que Cajaraville diseñó con la técnica de impresión en 3D en el año 2017, durante su intervención en la primera edición del programa de cultura contemporánea de la Junta de Extremadura «Cáceres Abierto». La compilación de datos y las nuevas tecnologías se ponen al servicio del arte contemporáneo, y la documentación se materializa en una pieza plástica y orgánica de enorme presencia y belleza estética. Vextre evoluciona en 2021 hacia un entorno fabricado íntegramente en formato digital. Nos encontramos ante un display híbrido que se interrelaciona con el público/espectador a través del dispositivo móvil, generando nuevos entornos para el museo y quienes lo visitan. La pieza, creada ex profeso para el MEIAC, es un objeto virtual tridimensional producido con medios tecnológicos tras un exhaustivo trabajo de documentación y procesamiento de datos en torno a distintos parámetros que responden a valores socioeconómicos de Extremadura –tales como el PIB, cifras de paro o movilidad de la población–. Emergen así una serie de narrativas que facilitan el diálogo y el pensamiento crítico junto con el público a partir de la opinión de cada persona. Los datos fluyen en esta pieza de la misma forma que la cultura se transmite, evoluciona y se comparte mediante procesos sociales y educativos, construyendo así la identidad. Con esta exposición se pretende redescubrir el territorio con un mensaje de urgencia sobre el cuidado del entorno y sus gentes frente a la turistificación masiva que pueda derivar de las prácticas consumistas, además de reformular prejuicios interiorizados con una imagen tecnológica y avanzada, que interfiere en los patrones tradicionales con la idea de un nuevo mapa de datos de Extremadura.

El paisaje generado por la artista cuestiona en todo momento la naturaleza, la ciudad y el código como ejemplo de interrelación entre arte, ciencia y tecnología. La propuesta suma una iniciativa online con la que se pretende romper la clásica barrera del espectador pasivo, creando un perfil en la red social Instagram a través de la cuenta @vextre_extremadura. Se quiere llegar a una audiencia amplia y diversa para iniciar el debate desde antes incluso de la inauguración y lanzar un ejercicio de reflexión: ¿cómo se percibe Extremadura fuera? Pero, sobre todo, ¿cómo se ven sus habitantes desde dentro? También y más allá de romper las fronteras espaciales del museo, Cajaraville nos invita a posicionar Extremadura en todo el mundo gracias a nuestros teléfonos móviles, avanzando otros formatos posibles para la exhibición artística, rompiendo las fronteras del cubo blanco. Ese carácter autóctono y transfronterizo del territorio extremeño lleva a expandir la propuesta a la región rayana del Alentejo portugués, y será en la Fundação Eugénio de Almeida de la ciudad de Évora donde Vextre cobre de nuevo vida, provocando un nuevo diálogo y acercamiento con los visitantes de dicha ciudad.

Hablar de la obra de Maite Cajaraville supone reivindicar a una de las artistas pioneras dentro del arte digital en España. La suya es una trayectoria que funciona como continuo work in progress, integrando narrativas de no-ficción en distintos proyectos que trabajan en torno al media art. Un rasgo fundamental en toda su trayectoria, desde sus inicios en la década de los 90, es la capacidad de revertir imaginarios y condicionamientos sociales vía la interrelación con el público, utilizando para ello dispositivos coetáneos a nuestra realidad desde los contextos del arte contemporáneo. Con VEXTRE da un paso más, construyendo una escultura del futuro y creando una Extremadura expandida que refleje los intereses e inquietudes del ahora en esta tierra.

*Pisano, Leandro & Ferrara, Beatrice. The Manifesto of Rural Futurism (2018)

Texto curatorial de Natalia Piñuel Martín, historiadora y productora de arte, del catálogo de VEXTRE, Extremadura en Sitios, MEIAC, 2021